Estabilidad y producción
Hay un estancamiento ya de medio siglo en la Argentina: a mediados de los 70 el país se quedó sin patrón de desarrollo. La democracia no lo resolvió: se recuperaron las libertades civiles, pero no el bienestar económico. En estas casi décadas de institucionalidad, el promedio de pobreza es del 36%; y el promedio de la inflación es del 70%.
A partir de ese diagnóstico, uno de los economistas más gravitantes en los equipos de Horacio Rodríguez Larreta expone dos primeras conclusiones cuando LA GACETA le consulta sobre las propuestas económicas que elabora el referente del PRO. La primera es que la crisis excede la coyuntura. La de este gobierno y la del anterior. La segunda es que no hay margen para ensayar las mismas recetas.
A partir de ello, el especialista (que pide, por cuestiones “estratégicas”, reserva de sus datos) identifica tres pilares para fundar un nuevo manejo del sector público:
• No se puede gastar todo el tiempo más de lo que ingresa.
• La “maquinita de la felicidad” (la emisión descontrolada del BCRA) no existe.
• Hay que vivir integrados y abiertos al mundo, en lo comercial y en lo financiero.
Este modelo de desarrollo, asume el “larretismo”, no podrá imponerse de un día para el otro. Sobre todo porque entienden que, de llegar al Gobierno, el contexto de 2023 será muy complejo. Por caso, avizoran que la “herencia” va a ser peor que la recibida por Cambiemos en 2015:
• La Argentina no va a tener probablemente crédito.
• La pobreza va a ser superior (en lugar del 30% será probablemente del 40%).
• La inflación también será mayor (en 2015 era del 30% y ahora ronda el 80%).
• La deuda era del 50% del PBI: ahora va a rondar el 90%.
• El “punto de partida” financiero será con reservas “en cero”, déficit fiscal, brecha cambiaria y atraso tarifario.
• Sumado a ello, la experiencia macrista (2015-2019) enseñó que no se puede apelar al crédito para postergar las soluciones a los problemas estructurales.
Frente a semejante cuadro, coinciden en que el tratamiento ineludible es conseguir equilibro en las cuentas públicas.
Para ello, barajan dos agendas.
La primera es “de estabilidad”. En ella aparecen la redefinición del esquema tributario, que califican como “distorsivo”. Figura también el abordaje del régimen previsional: explican que hay más jubilados por “regímenes especiales” (esos esquemas suman 207) que por el régimen general. Asoma un pacto fiscal con las provincias como el de 2017. Y urge revisar los subsidios al sector energético: lo que no se paga en la tarifa se paga con inflación, sintetizan.
Si se ordenan las cuentas, se ordena la moneda y el régimen cambiario, definen.
La segunda agenda es “productiva” y tiene dos objetivos: generar divisas (para hacer viable el programa) y generar empleo (para que haya cohesión social).
Finalmente, las pautas de trabajo pasan por mejorar los regímenes de inversión para energía y minería; establecer reglas no arbitrarias para el comercio exterior; y simplificar los trámites tributarios.
Darle vida a Vaca Muerta
“Lo primero es resolver la macroeconomía, es decir, ordenar las cuentas”, afirma resueltamente Gerardo Morales, en la entrevista con LA GACETA. Y entra en detalles.
“Hay que independizar el Banco Central, modificando la legislación actual para que deje de ser una dependencia del Ministerio de Economía”, puntualiza.
“El AMBA debe pagar las mismas tarifas que el interior. Esto significará una merma de subsidios en todas las áreas: energía y transporte, especialmente”, puntualizó.
“Esto es lo urgente, y dependerá de cómo llegue el país a diciembre de 2023”, aclara.
El gobernador de Jujuy aclara que estas son las “medidas” inmediatas que impulsará si es electo Presidente de la Nación. A ello hay que sumar un marco normativo.
“A los economistas de mi espacio les pedí la posibilidad de que arranquemos el próximo Gobierno con una doble economía. Esto es habilitar parques industriales, comerciales y de servicios que tengan reducido al 50% del impuesto a las ganancias, al 50% de IVA y al 50% las cargas patronales y que cuenten con régimen de flexibilización laboral. La economía formal actual, en tanto, sigue con la misma normativa. Esto va a blanquear la economía informal. Paraguay lo está aplicando y está captando mucha inversión argentina”, sostiene.
“A la vez, hay que dictar algunas normas para las Pymes. Establecer una ‘invariabilidad fiscal’ para ellas, con un régimen de empleo especial y computando las inversiones en bienes de capital como pago del impuesto a las ganancias”, continúa.
“En materia minera, la AFIP, la Aduana y las distintas agencias del Estado dictan normas que generan inseguridad jurídica, como las restricciones a la importación de bienes de capital o medidas arancelarias diferentes. Hay que ir a una segunda fase de ‘invariabilidad fiscal’ en las normativas de esas agencias, para garantizar un flujo de inversiones. Chile está exportando 63.000 millones de dólares en minerales. Nosotros, 3.000 millones”, contrasta.
La agenda del presidente de la UCR se completa con “master plan” de energía. “Espero que empiece pronto la construcción el gasoducto Néstor Kirchner. Además, hay que hacer uno de 300 millones de dólares para conectar con la red del NOA. Y otro, de 1.000 millones de dólares, hacia el NEA. Con el primero, llevamos el gas de Vaca Muerta al NOA y dejamos de importar 14 millones de metros cúbicos diarios de Bolivia, a entre 8 y 18 dólares el millón de BTU. Y con el del NEA, para poder venderle a Brasil en una primera etapa 20 millones de metros cúbicos”, describió.
“Uno de los ejes de la matriz productiva nacional es convertir a Vaca Muerta en ‘Vaca Viva’. El déficit de energía terminará este año en 16.000 millones de dólares, así que tomar las medidas para acomodar la macroeconomía, dictar las leyes para generar crecimiento, independizar el BCRA y poner en marcha estos planes estructurales nos va a permitir resolver definitivamente la inflación. Hay que dejar de mirar la Argentina sólo con perspectiva metropolitana y tener un plan federal desarrollista y productivista. Sé cómo transformar el país porque lo hice para transformar mi provincia”, concluye.
Competir y no esclavizar
“Están muy claras las cosas que la Argentina está haciendo mal”, aseveró José Luis Espert. El economista inauguraba así el Foro Económico del NOA 2022, que a su vez inauguraba este mes en Tucumán. El diputado nacional, y uno de los “presidenciables” de Avanza Libertad, hizo hincapié en tres variables centrales como constantes en los fallidos experimentos económicos del país durante los últimos 60 años. Subrayó que si no se las deja de lado será “imposible alcanzar el crecimiento económico sostenido, que ya es una quimera” en el país.
“Hemos entronizado una cosa espantosa, que creo que es el peor ‘pescado podrido’ que Argentina compró a lo largo de su historia desde el punto de vista conceptual: la sustitución de importaciones. Es decir, el proteccionismo industrial. Yo pregunto: si hemos sustituido tantas importaciones durante los 80 años que abrazamos ese modelo como eje de nuestra política de crecimiento: ¿dónde están los dólares de la sustitución de importaciones? ¿Nadie se lo preguntó alguna vez? Sólo por eso es un fracaso lo que nos han mentido en la cabeza de que es lo único que nos permite crecer, generar empleo y salarios dignos. Los países que prosperan por lógica tienen empresas que compiten con el mundo. La competencia es crítica para generar crecimiento sostenido: hay que enterrar esto de vivir asilados del mundo en materia comercial. La Argentina tiene todo para ganar con la competencia, porque la nuestra es en un todo una economía regional; y para una economía regional no hay mejor negocio que estar abiertos al mundo, en lugar de vivir endeudados, que es a lo que nos lleva la sustitución de importación, aunque nos cueste entender”, desafió.
“La segunda cosa mala que hacemos es barrer al sector privado, a los comerciantes, a los empresarios, a los industirales. La Argentina debería ser denunciada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por fomentar la esclavitud impositiva. Los que estamos en blanco en la Argentina somos esclavos del Estado. Aunque no nos demos cuenta, trabajamos siete meses de 12 para pagar los impuestos. Los países que prosperan no hacen esto. Aquí gobiernan los que creen que no hay límites para recaudar impuestos y que consecuentemente no hay límite para gastar: es un delirio. No hay manera de prosperar si al sector eficiente que tenemos en la economía, que es el privado, lo barremos con impuestos”, sentenció.
“La tercera cosa que hacemos muy mal y que va a conspirar contra el crecimiento económico de cualquier gobierno de cualquier color político, son las actuales leyes laborales. Hay que tener leyes laborales defiendan al trabajador, entendiendo que ya está defendido por los sindicatos dicho sea de paso, pero que hagan que el empresario no sienta que viene una bomba atómica cada vez que emplea a alguien. Por eso hoy en la Argentina no hay empleo blanco ni negro”, puntualizó. “Las indemnizaciones no puede ser concebidas como un castigo para el empleador”, definió.
“A estas tres cosas las deberíamos incorporar en nuestro abecedario como si fuera el aire que respiramos”, concluyó.
En “tres generaciones”
“El plan económico que propongo en caso de llegar a ser Presidente es arrancar con una reforma del Estado para bajar el gasto público, bajar impuestos, eliminar regulaciones, flexibilizar el mercado laboral hacia adelante y abrir la economía. Esto, por el lado real. Por el lado monetario, creo que Argentina no tiene forma de solucionar los problemas de inflación con los políticos nefastos con que cuenta. Entonces, la única forma que tiene es dolarizando. Es decir, eliminando el Banco Central, para ser más exactos. Después, lo más probable es que los argentinos elijan como moneda el dólar”, sintetiza Javier Milei, en dialogó con LA GACETA.
El diputado nacional despliega en detalle este programa en su libro, “El camino del libertario” (Planeta, 2022), en el cual expone su plan de “tres generaciones” para que la economía argentina emprenda una senda de crecimiento y abandone la inflación.
La reforma tributaria y la reducción del gasto público encabezan la “primera generación” de cambios que impulsa el economista. Esto va acompañado de una flexibilización laboral, que considera indispensable para que pueda generarse más empleo en el sector privado; y que no haya control de las divisas para que haya una apertura al comercio internacional.
La “segunda generación” de reformas que impulsaría el referente libertario está dirigida fundamentalmente hacia el Estado. Por un lado, impulsa un programa de retiros voluntarios para los empleados públicos, con la finalidad de reducir el tamaño de la planta de estatales y su incidencia en el erario. A la vez, propone encarar una profunda reforma del sistema previsional, sobre la base de que el pago de las jubilaciones y de las pensiones representa hoy, en la Argentina, una de las erogaciones que más incide en el déficit fiscal.
Otro de los cambios que forma parte de esta etapa de moficaciones consiste en la eliminación del Banco Central de la República Argentina, acaso una de las diferencias meridianas con el resto de los candidatos de la oposición, que coinciden en la necesidad de que el BCRA sea independiente del Gobierno de turno, pero que en modo alguno son partidarios de su eliminación.
Finalmente, en este “momento” de las transformaciones públicas operaría el inicio de la eliminación progresiva de los planes sociales.
Por último, en la “tercera generación” de cambios que impulsa Milei en su plan económico, en caso de llegar a la Presidencia de la Nación, las reformas trascenderían el plano de lo económico.
Por un lado, habría una reforma en el sistema de salud, no solamente para alentar el desarrollo del sistema privado sino también para impulsar la libre competencia entre las empresas del sector. Con un “espíritu” similar se encararía una reforma del sistema educativo, con la propuesta de que tenga mayor caidad y mayor eficiencia.
Por otra parte, propone un profundo cambio en la distribución de los recursos nacionales para las provincias, porque Milei es partidario de la eliminación del actual régimen de Coparticipación Federal de Impuestos.